A pesar de los malos ejemplos de algunos Sacerdotes o de que las cosas vayan mal al interior de la Iglesia, hay que mantenerse fieles a la doctrina de Cristo.

En medio del caos mundano que se ha metido hasta en la Iglesia, es necesario volver a proclamar el reinado de Cristo con nuestra vida o nuestra muerte.

Al final de los tiempos se va a dar la falta de fe, pocos voltearán la mirada hacia Cristo en el Gólgota y su triunfo sobre el demonio, todo va a verse menguado; sin embargo, Dios va a salvar a los que perseveren.

No importa el pasado; las piedras se pueden convertir en escalones para volver a subir. El camino al Cielo es siempre en trepada y está lleno de dificultades.

Siempre ha habido y hay quienes comparten el dolor del prójimo y quienes gozan con él; ambos sentimientos están reflejados en el signo de la Cruz. 

Un movimiento que podría obedecer más a satisfacer las extravagancias progresistas del mundo, puede tal vez llevar a un buen número de almas a puerto católico. 

Los hombres se olvidaron de Dios, de adorarlo y agradecerle. La fórmula para rescatar el mundo es cambiar el rumbo, regresar al Señor y agradecer en la Santa Misa.

Santa Margarita María Alacoque “amó como un Serafín, amó hasta más no poder amar, amó hasta la consumación de su corazón en las llamas del amor divino, amó viviendo vida de amor y muriendo por los ardores del amor”: San José María Robles Hurtado.