Memorias de un Corazón Converso
- Ángel de la Cruz

- 8 sept
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 sept
Parte siete de una poesía dramática de corte religioso que consta de 10 diálogos entre el hombre y Cristo, intentando plasmar el afortunado encuentro entre el pecador y su Dios.

Por Ángel de la Cruz
Diálogo 7
Hombre:
Ha ya mucho que sólo anhelo
participar de eterna paz,
contemplando aquella santa faz
con tus santos del Carmelo.
Pues cuando te recibo contrito
en este Sacramento de vuestra pasión,
no puedo evitarme la delectación
en medio de tu amor infinito.
Por ello mi gratitud he de proferir,
por tu mirada bañada en compasión
y obsequiarme tan sublime misión
que es, en la Santa Iglesia, el servir.
Porque no deseo ya más nada
que de Ti, Señor, no me venga.
Deseo ya que el corazón se me detenga
para marchar presuroso a tu morada.
Véngame la muerte por el hado,
o alcánceme ya por el martirio,
consúmeme Tú, cual fuego al cirio
que en tu favor es consumado.
Que mi corazón ya sólo quiera
lo que vuestra voluntad quiere,
y si fuere, pues, que muriere,
que con gozo por Ti yo muera.
Jesús:
Aún más tiempo has de morar
en esta vida, hasta la venidera,
de la mano de tal compañera
que Yo te prometo entregar.
De ti, nada más quiero
que una entrega fiel y generosa
en unión santa y gloriosa
dando muchos hijos a vuestro Dios.
Sábelo ahora, con gozo e ilusión,
que esperas como buen obrero
cargar en tu estado el madero
lugar de mi muerte y vuestra redención.
Mas no es por mérito y virtud propia
que este deseo santo se produce,
sino por mi Espíritu que te conduce
a elegirla a ella, compañera hasta la gloria.
Gloria en el calvario anunciada
al morir de amor por mi Esposa
y, en no queriendo para ti otra cosa,
glorifícame así, con la mujer amada.
Sépanse entrambos auxiliados
para caminar siempre en la verdad
y sean por su enlace y fidelidad,
compañeros de vida crucificados.





Comentarios