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Las Señales que Anteceden al Anticristo

Muchos de los signos que anticipan la llegada del Anticristo ya se viven en el mundo. El sistema de pensamiento anticristiano que acompaña estas señales va a ir recrudeciéndose.

 

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Por P. Jorge Hidalgo

 

Nadie escapará del juicio del Todopoderoso, pero antes habrá varias señales que nos permitirán identificar la llegada de ese día, señales que están prefiguradas en la destrucción del templo. Para los judíos, el templo era algo fundamental, Dios había elegido ese lugar y solo ahí se podían ofrecer los sacrificios, por ello era un lugar muy importante. Sin embargo, el Señor dice que el templo va a ser destruido, lo que efectivamente se cumplió en el año 70, cuando el general llamado Tito destruyó la ciudad de Jerusalén. La destrucción del Templo es una señal del fin de los tiempos porque era el mismo Dios que había establecido ese lugar y quien también había anunciado que el cese del sacrificio perpetuo sería el momento de la manifestación del enemigo final del Redentor, como estaba anunciado por medio del profeta Daniel.

 

Por ello, todo esto es un anticipo de lo que ha de ocurrir al final de los tiempos. Al respecto, Nuestro Señor Jesucristo dice varias cosas. Todo el mundo se va a alarmar, va a haber una conmoción general que ocurrirá justamente porque la creación tiene que darle culto a Dios a través del hombre y si el hombre no se somete voluntariamente al culto de Dios, entonces toda la creación se le revela al hombre mismo.

 

La anterior es una explicación teológica que explica también lo que ocurrió en el Paraíso. Antes todas las cosas tenían el nombre que el hombre le pusiera, y después la creación se reveló contra el hombre porque el hombre se reveló contra Dios y en consecuencia se pierde lo que se llama la armonía adámica. Luego del pecado original, en efecto, el hombre debería ganar el pan con el sudor de su frente. Antes, en la armonía del Paraíso, el hombre cultivaba la creación como extensión y prolongación de la obra de Dios Creador sin la fatiga propia del trabajo. Por eso dice San Pablo que toda la creación gime de dolor, en expectación de la Parusía.

 

Confusión total, ya no se ve la verdad

 

Otro de los signos que anuncia el Señor es que el mundo se va a cerrar a la verdad y se va a cerrar a la gracia, se va a obstinar en el mal y va a fabricar sus propias doctrinas para justificarse en el mal. Esto es lo que, de hecho, estamos viendo ya en estos tiempos. Un ejemplo de ello es la ideología de género contra la que se tienen argumentos biológicos, anatómicos, genéticos y psicológicos para sostener que el hombre es hombre y la mujer es mujer, pero el mundo se ha cerrado con esta ideología y se justifica diciendo que la mujer no nace, sino que se hace, atendiendo a la creadora de esta ideología, Simone de Beauvoir, que decía que cada uno puede fabricar su género, construirlo o deconstruirlo.

Y esta ideología, que no tiene el menor asidero desde ningún punto de vista, se le lleva a los niños y a los jóvenes para pervertirlos, como si estuviera bien que cada niño o joven eligiera lo que quiere ser. Además, esta ideología es tan espantosa, que algunos de los principales creadores de la ideología de género terminaron en el loquero, como por ejemplo Reich, y a pesar de ello es la perversión que se quiere enseñar en las escuelas, aunque gracias a Dios algunas todavía se resisten, pero en general el mundo se ha obstinado en la mentira.

 

Ante falacias como esta, hay que defender la verdad a toda costa. En este caso, sostener que el varón es varón y la mujer es mujer, aunque te terminen encerrando, persiguiendo, quitando el puesto o incluso metiéndote a la cárcel; pero hasta ese punto debemos defender una verdad natural, como decía Chesterton: Llegará el momento en que tengamos que desenvainar la espalda para mostrar que el pasto es verde.

 

Va a llegar ese momento, porque Cristo dice que a todos los van a perseguir porque ese sistema de pensamiento anticristiano que existe en el mundo moderno, va a ir recrudeciéndose. Ello puede ir en aumento con mayor celeridad si nosotros nos quedamos de brazos cruzados y no hacemos nada. Por eso es tan importante que intentemos evangelizar la cultura, que demos testimonio cristiano, que no nos guardemos en casa, que no le dejemos al enemigo las trincheras: la educación, las cátedras, los medios de comunicación, los puestos políticos o cualquier otro; porque si abandonamos esos puestos, el enemigo va a hacer lo que él quiera.

 

El Anticristo

 

Este sistema anticristiano, además que irá creciendo, contará con un sistema de pensamiento y un sistema político que va a aprobar lo que va contra la verdad e imponerlo, y a todo el que se oponga lo llevará preso. Al frente de esos dos sistemas habrá una persona que va a encarnar el ideal del supuesto mesías, ése será el Anticristo.

 

Es al que se refiere Cristo cuando dice: algunos se presentarán en mi nombre diciendo “Yo soy”, y también: “el tiempo está cerca”. No hay que seguirlo porque ése es justamente el que usurpa el nombre de Dios, porque Yo soy es el nombre de Dios mismo, el que reveló a Moisés en el éxodo, y también es el nombre que dice Cristo en el Evangelio aplicándoselo a sí mismo.

 

El usurpador, que intentará robar hasta el nombre de Dios, va a querer, supuestamente, solucionar los problemas del mundo, pero no a la manera de Dios sino a la manera del hombre, que se cierra a la trascendencia; querrá obrar a la manera del demonio.

 

Va a querer transformar las piedras en pan, es decir, va a querer solucionar el problema del hambre en el mundo; se va a tirar del pináculo del templo para que todos lo vean y lo aplaudan, lo que hoy es posible con las redes sociales y los medios de comunicación; y por último se va a postrar delante del demonio y lo va a adorar, porque como dice el Padre Castellani, esa triple tentación que Cristo no aceptó en el desierto es la que el anticristo va a aceptar para sí. Y así como dice el Cardenal Newman, ahora doctor de la Iglesia, que en la revolución francesa hubo un sistema de pensamiento, un sistema político y por último una persona que encarnó todo ese ideal, que fue Napoleón; eso mismo es lo que ha de pasar al final de los tiempos, con la diferencia de que si fue grave la persecución de la revolución francesa que mató a Reyes, que llevó un sistema liberal que es el leitmotiv de la masonería para destruir el orden cristiano e implantar un orden contra Dios; si eso fue grave, la persecución del final de los tiempos será peor porque, como dice San Cirilo de Jerusalén, los cristianos del último momento lucharán contra el mismo demonio en persona. El Anticristo va a adorar al diablo y entonces el diablo le va a dar todos los reinos del mundo.

 

La tercera guerra y la falsa paz

 

Junto con todo esto vendrá la guerra de nación contra nación y reino contra reino; según algunos será la tercera guerra mundial. Por eso es tan peligroso lo que ahora está pasando en el mundo entre Ucrania y Rusia, entre China y Taiwan, o entre Japón y China. Porque lo que ha de ocurrir es una guerra de continentes (según la explicación de los Padres de la Iglesia) de Oriente contra Occidente, lo que lamentablemente ya está bastante preparado. Y el supuesto “pacificador” que va a traer una falsa paz y no la paz de Dios, va a ser justamente el Anticristo, que va a aparecer a los ojos del mundo como el mesías. Pero será el falso mesías con una falsa paz para implantar un orden masónico, como ocurrió tras las primeras dos guerras mundiales, en que se implantó el orden anticristiano para destruir el orden natural y sobrenatural que existían en el orden político y social.

 

Estamos advertidos. Debemos recurrir a los medios sobrenaturales, a los medios de la gracia, la confesión frecuente, el Santo Rosario, con el que según nos ha dicho tantas veces la Santísima Virgen, podríamos conseguir la paz del mundo. A los ojos de los hombres eso no es importante, pero sí tiene un valor de exorcismo contra los demonios que incentivan la guerra, la lucha fratricida y el combate entre las naciones. Consagremos las familias al Corazón de Jesús para que todo se haga según el querer de Dios.

 

San Maximiliano Kolbe dice que, para vencer a la masonería, que se ha metido dentro de la Iglesia y en los Estados, tenemos que enseñarles la pureza y la castidad a los jóvenes. ¿Y eso qué tiene qué ver?, podríamos preguntarnos, tiene que ver todo porque justamente es el liberalismo, el judaísmo y la masonería, los que incentivan la impureza.

 

Ante la cercanía de estos hechos…

 

Si llegara el momento de que tuviéramos que dar el supremo testimonio, dice el Señor mismo que no tenemos que temer, porque Él mismo nos dará una elocuencia y una sabiduría que ninguno podrá contradecir y esa sabiduría será el Espíritu Santo. Así como los que condenaron a Cristo terminaron declarándolo inocente, -Judas dijo luego de traicionarlo: he pecado traicionando y entregando sangre inocente; Pilato se lavó las manos, etcétera- así pasará con los cristianos. Todos aquellos que sean llevados a la muerte por el nombre de Cristo, terminarán siendo absueltos por sus verdugos.

 

Ante la cercanía de estos hechos que ya estamos observando, no temamos. Cuando veamos suceder estas cosas -dicen las Escrituras- tener ánimo, levantad la cabeza porque está por llegaros la liberación. Nadie puede competir contra Dios. El Señor tiene la última palabra en su mano, Él destruirá al Anticristo con el soplo de su boca, dice San Pablo, y puede hacer que todos sus enemigos se caigan delante de sus pies y lo adoren como Dios.

 

Tengamos esta seguridad y confianza porque todo lo que está ocurriendo está en las manos de la Divina Providencia y sus planes son los mejores para santificarnos y más parecernos a Cristo, a Cristo doloroso en la Cruz o a Cristo glorioso en la Parusía. Al Cristo que el Señor quiera que nos parezcamos, ése es el que abrazaremos y a ese plan nos someteremos según su voluntad.

 

Debemos de hacer todo lo posible para perseverar, porque como dice el Evangelio, gracias a la constancia salvaréis vuestras almas. Esta palabra, en griego: hipomoné, tiene muchísimas traducciones: paciencia, perseverancia, constancia, longanimidad; todo eso es necesario. En palabras de Santo Tomás, es el acto principal de la virtud de la fortaleza, el que nos hace a nosotros estar erguidos y firmes en el momento más difícil, que será el de la persecución.

 

Pidamos a la Virgen que nos conceda la gracia de estar siempre unidos a Cristo por la gracia, por la caridad, por una buena confesión, por la oración, por la devoción a la Santísima Virgen, la Corredentora -aunque a algunos no les guste- porque Ella aplastará la cabeza del demonio. Si perseveramos, si no claudicamos en el combate por Él y por su gloria, el Señor nos coronará en el Cielo para siempre.


 
 
 

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