La Corredención a la luz de la Pedagogía Divina
- Adveniat

- 10 nov
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¿Es cierto que podrían obtenerse grandes gracias para la Iglesia si se define un nuevo dogma mariano?

Adveniat
En una carta fechada el 14 de Agosto de 1993, Santa Teresa de Calcuta pidió al Papa Juan Pablo II, la definición dogmática de María como Corredentora y Mediadora de todas las gracias, y destacó varios puntos claves y muy luminosos sobre estos títulos:
“La definición papal de María como Corredentora, Mediadora y Abogada, traerá grandes gracias a la Iglesia. María es nuestra Corredentora con Jesús. Ella dio a Jesús su cuerpo y sufrió con Él al pie de la Cruz. María es la Mediadora de toda gracia. Ella nos dio a Jesús, y como Madre nuestra nos obtiene todas sus gracias. María es nuestra abogada, que reza a Jesús por nosotros."
¿Por qué proclamar este dogma mariano produciría ese efecto profetizado por Santa Teresa de Calcuta? ¿Es apropiado que Dios actúe así? ¿Está de acuerdo con la pedagogía divina? ¿Qué encontramos en la Biblia y en la historia de la salvación? Todas estas preguntas fueron analizadas y respondidas en el Foro Mariano Diocesano:
La pedagogía de que Dios elija a uno y pida a los demás que le bendigan está presente en toda la historia de la salvación: Dios elige a Abraham entre todos los hombres para hacer de él un gran pueblo y bendecir a todas las naciones por su medio; a Isaac en vez de a Ismael, a Jacob sobre Esaú, a José sobre sus hermanos, a Israel en lugar de todos los demás pueblos, a la tribu de Leví y la casa de Aarón sobre todo el resto, a David sobre Saúl, etc. Por lo tanto, no estamos tratando con una característica menor de la historia del plan de salvación.
Bendecir a María con un quinto dogma que reconozca y proclame las grandes cosas que Dios ha hecho en ella, sería una acción totalmente de acuerdo con la pedagogía divina empleada en su plan de salvación. La lluvia de gracias anunciada por Santa Teresa de Calcuta para cuando se proclame este dogma, puede entenderse así a la luz de la pedagogía divina.
La proclamación hecha por el Papa en nombre de toda la Iglesia de la verdad de María como colaboradora esencial en la obra salvífica de su Hijo, una proclamación que declarase esto como una verdad de la fe, una verdad que obligase a todos los católicos, traería mucha bendición de Dios sobre toda la Iglesia. Esto sería adaptarse a la pedagogía divina que Él mismo nos ha enseñado y exigido a nosotros. Proclamar este dogma sería hacer que todos los católicos bendijesen a María como Madre Espiritual, Corredentora, Mediadora y Defensora. Se abrirían así sus corazones a la bendición de Dios, se extendería a todos los hombres esta misma bendición que se otorgó a María, pues ella es imagen de la Iglesia.
Si la Iglesia proclama dogmáticamente a María como Madre espiritual de la humanidad, recibirá más plenamente la gracia de su maternidad, y la Iglesia misma será capacitada con más gracia para ser Madre espiritual de los cristianos y los hombres.
Si la Iglesia proclama a María Co-redentora, según la lógica divina, los cristianos vivirán más profundamente la redención de Cristo y se convertirán en co-redentores en María, colaborando más eficazmente con Dios en la redención y salvación del mundo.
Si la Iglesia proclama a María Mediadora, se abrirá aún más a la mediación de Nuestra Señora, y será una mejor mediadora de la gracia de Dios para el mundo.
Si la Iglesia proclama a María Abogada, recibirá una intercesión aún más poderosa de Nuestra Señora, y podrá interceder por el mundo de una manera más perfecta.
De ahí la idoneidad actual de proclamar dicho dogma, para que toda la gracia que Dios ha destinado a la humanidad pueda ser otorgada. Sería una pena privar a la Iglesia de tal bendición, simplemente por no bendecir a María con esta proclamación.





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